Para muchos “La Amenaza Fantasma” se convirtió en el principio del fin de la caída en la calidad de la franquicia de Star Wars, sin embargo, el actor Liam Neeson salió al frente de la cinta y defendió su trabajo en ella.
“Estoy muy orgulloso de la película, llegué a ser un Jedi, pude jugar con esos maravillosos sables de luz y esas cosas, fue fantástico”, asegura Liam Neeson en una entrevista reciente. “Me gustó la película”.
Cuando se estrenó en 1999, el éxito de taquilla contrastó con los fanáticos de la saga que, con veinte años más, esperaban recuperar la experiencia de toparse por primera vez con la franquicia de su infancia. No supieron ver, sin embargo, que la generación a la que sí pertenecía esa nueva etapa estaba boquiabierta con el elegante Naboo, con la mística de un consejo Jedi funcional que contaba con los estupendos Qui-Gon Jinn de Neeson y Obi-Wan Kenobi de Ewan McGregor y, aunque puede que en menor medida, con el desnortado Jar Jar Binks.
“Realmente, dañó su carrera”, reconoce el actor sobre la carrera de Ahmed Best, el intérprete tras el gungan. “Y tengo que decir que, cuando estaba haciendo esa película, probablemente fue uno de los tipos más divertidos y con talento con los que he trabajado. Recuerdo que llamé a mi antiguo ex agente y le dije: ‘Creo que acabo de trabajar con el nuevo Eddie Murphy’. Todavía lo creo. En verdad, nos tenía a todos ganados, incluido a George Lucas”.
Por suerte, el fandom menos tóxico, aquel que recibió a Best con un sonoro aplauso en la Star Wars Celebration 2019 de Chicago, ha conseguido reconciliarse con la pieza menos interesante de una película que hoy parece imposible de entender. Un productor dedicado a los más pequeños repleto de tramas políticas, con villanos partidos en dos, una adormecida y condenada orden religiosa y una elegante reina dispuesta a mancharse las manos entre los más desfavorecidos de una república galáctica al borde del colapso imperialista.
Fuente: Fotogramas