Harvey Weinstein era un persona de suma importancia en Hollywood en su momento, por lo que en diversas producciones siempre tenía la última palabra. Sin embargo, cuando Weinstein amenazó a Studio Ghibli por la duración de la película de 1997, La princesa Mononoke, los estudios japoneses y Miyazaki no siguieron las indicaciones del productor.

Hacia 1996, Disney tenía un trato con Studio Ghibli para estrenar las versiones en inglés de las películas en Estados Unidos. A la compañía de Harvey Weinstein, Miramax, se le encargó planear el lanzamiento de La princesa Mononoke de Hayao Miyazaki, a lo que el productor quiso tomar poder según el ex ejecutivo de Studio Ghibli a nivel internacional, Steve Alpert, en sus próximas memorias Sharing a House with the Never-Ending Man: 15 Years at Studio Ghibli (vía IndieWire).
Alpert reveló que Weinstein se volvió loco cuando Miyazaki se negó a escuchar la solicitud de Weinstein de recortar el tiempo de duración de La princesa Mononoke de 135 minutos a 90 minutos, incluso dice que Weinstein lo amenazó diciendo: «¡Si no logras que [Miyazaki] corte la película de mierda, nunca volverás a trabajar en esta industria de mierda! ¿Me entiendes? ¡Nunca!».
Finalmente, tras las amenazas de Harvey Weinstein, Studio Ghibli, y en especial Miyazaki, conservaron el derecho de dictar el corte final de sus películas como parte del acuerdo Disney-Ghibli.
Lamentablemente, esta no fue la única traba con la que Studio Ghibli se encontró al distribuir sus cintas en Estados Unidos. A pesar de que los estudios japoneses conservaron el derecho de corte final sobre sus películas, Alpert también reveló recientemente que en su momento, Disney Disney editó varias escenas de Kiki: Entegas a domicilio, donde añadieron música, efectos de sonido y diálogos que no estaban presentes en el corte original.
Texto original: Cinepremiere