1 Leonard Nimoy en ‘Star Trek II: La ira de Khan’

Puede parecer difícil creerlo pero Leonard Nimoy insistió en una muerte dramáticamente apropiada para su icónico héroe Spock. No porque no le gustase su personaje, sino porque como la primera entrega de Gene Rodenberry no había resultado ser lo financieramente exitosa que se esperaba, se rumoreaba por el equipo que ‘La Ira de Khan’ serviría de cierre para la historia. Y claro, había que irse por todo lo alto.
Al actor se le concedió su deseo; sin embargo, esto no impidió que los cineastas añadieran un final ambiguo que diese pie a Nimoy a regresar.

Es una de las mejores historias de terror del cine, con muertos cayendo como moscas, el de Drew Barrymore el primero. Pero resulta que fue la propia actriz quien pidió ese papel en concreto, pues ya que se quedó sin el rol protagonista quería ser quien diese un buen susto a los espectadores nada más empezar.

Para muchos la franquicia ‘Terminator’ dejó de ser buena tras la segunda entrega, incluida Sarah Connor. Linda Hamilton pidió al equipo que su personaje muriera fuera de la pantalla antes de la llegada de ‘Terminator 3’ pues consideraba que la segunda película había servido para darle una historia perfecta al personaje (y no quería arriesgarse a destruirla). Aunque, como bien sabemos, decidió volver una vez más por todo lo alto en ‘Destino Oscuro’.

Como la amigable compañera de Murphy, la estrella de ‘Vestida para matar’, Nancy Allen, jugó un papel fundamental en la primera ‘Robocop’ de 1987. Sin embargo, la actriz vio claro que la tercera entrega perdía el rumbo de la historia, pidiendo que fuese ahí cuando matasen a su personaje, algo que ocurre al poco de empezar.

Con un elenco tan grande y consumado como el que tiene el MCU en los Vengadores, era inevitable que alguien sintiese haberse quedado jugando una segunda liga. No lo esperábamos, pero fue Jeremy Renner quien sintió que se estaba tan infrautilizando a su Ojo de Halcón que en la primera cinta de ‘Vengadores’ pidió al equipo que matasen a su personaje.
Afortunadamente, los productores escucharon y le dieron a su personaje un poco más de historia para las entregas posteriores.

No hace falta reseñar que el artista marcial está lejos del personaje arrogante que presentó Tarantino en ‘Érase una vez en Hollywood’. Fiel a una filosofía, insistió en que para un espectáculo de acción épico como fue ‘Fist of Fury’, la muerte del personaje era el final más honroso que podía tener.

Cuando llegó el momento de filmar una secuela de la invasión alienígena de 1996, que, como era obvio, no pintaba nada bien, la estrella pidió que su arrogante personaje cayese en combate quedándose así fuera de la historia. Y así fue.

Fue en mitad del rodaje donde Walter Hill aceptó dejar ir a Thomas G Waites, con quien debía estar a gritos todo el día. Otros dicen que fue el propio director quien decidió expulsarle directamente. Para ello agregó una escena de muerte apresuradamente y le dio mayor relevancia a Swan.
Fuente: Fotogramas
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